Del Temor al Vacío… ¿Por qué Duele Tanto Perder? y Entonces… La Despedida Empezó.
Del Temor al Vacío… ¿Por qué Duele Tanto Perder? y Entonces… La Despedida Empezó.

Por: FC

Hay una dificultad emocional al enfrentar perder una relación… «la parte dolorosa», aceptar que se terminó, que esa persona, objeto, animal importante en tu vida con quien compartiste mil historias por diferentes motivos ya no está, murió, hubo una separación, un divorcio, se cambió de país etc. El punto es que esta(e) en cuestión te deja un sentimiento de vacío y evidentemente te ves obligado a vivir un duelo.

Creo que un punto muy sano es sentir la tristeza, desahogarte, llorar, estar enojado, pero sentir es básico como parte del proceso pues, no niegas lo que hay dentro, si bien hay pérdidas irreparables como la muerte, hay otras que vives como si no pudieras recuperarte jamás, he conocido personas que a pesar de los años y las nuevas relaciones, en su corazón llevan aún ese luto, ese pedacito de tristeza, creyendo que no hay vínculos ni relaciones sinceras, ni una casa o un local como el que tenían para volver a comenzar. Encuentro sorprendentemente que nunca se han despedido de ese pasado y van por la vida con ese pendiente enamorándose de nuevo, reponiendo la mascota lo antes posible, buscando y usando sustitutos amorosos como parches para ese espacio por una simple razón.

No todos han sido valientes para enfrentar el dolor y la ansiedad que causa el vacío, la irritación, el inconveniente que está ahí en el alma a cada minuto todos los días, a veces años, he escuchado mucho decir, ayúdame «no me quiero sentir así, no quiero vivir esto, no quiero sentirme solo», Creélo, si existiera una pastilla que tomaras y te reseteara el corazón ¡no te la daría! por que ¡que crees!, yo pienso que ahí en ese espacio molesto está tu crecimiento, está el poder abrirte a recibir el aprendizaje y la comprensión de la experiencia vivida, está la oportunidad de conocerte en la crisis, reflexionar y responsabilizarte sobre lo que corresponda y así en la medida de lo posible perder el miedo a vivir y ver en esta experiencia una etapa de autoreinvención, por que inevitablemente has sido universalmente elegido e invitado a experimentar algo nuevo en ti, a crear tu llave de salida del apego y la culpa, cerrar un ciclo y entonces empezar a aceptar que… la despedida ha empezado.

Entender que la despedida comenzó es atreverte a estar un rato en el ojo el huracán (que es lo que nadie quiere) pues va con una untadita de sentimiento duro, es, sin tregua sentir esa vida que ya no es la misma, el cambio de rutina mientras poco a poco empiezas a reconstruirte y recargarte de una fuerza que teniéndola no conocías para descubrir posibilidades y no ser víctima de los hechos.
Mira, no es sobre el sufrimiento del dolor sino a través de la toma de conciencia del dolor y el efecto en tu vida que el universo recibe el mensaje de que ese vacío ha sido enfrentado, mirado, aceptado e inevitablemente y como es ley, donde hay vacío la energía de vida se encargará de llenarlo con lo que hace falta pero sanamente.
Trabajando en ti, te darás cuenta de que todo es un estado de la mente que tú puedes manejar a través de tus acciones y haciendo tus propios shifts mentales y desafiándote a hacer cambios, en tus rutas, personas, probando comida nueva, ropa diferente buscando en pocas palabras vivir distinto cada día, mente-acción-consciencia y resultado. El movimiento es un proceso natural, recuerda que cuando ya no hay evolución en un sitio si tú no haces nada la vida te mueve la jugada, hay mucho nuevo por conocer, las pérdidas son una invitación a evolucionar, apóyate en la terapia, yo te prometo que hay vida después de la vida que pensabas era destino estático y por más que se vea difícil del suelo no pasas.
No son pocas las personas que al tiempo dicen «ahora entiendo por que fue así y no de otra manera», «que bueno que se terminó» y desde un lugar de paz honras, agradeces lo vivido y sigues tu camino sabiendo que el vacío es un amigo lleno de potencial para comprender que eres feliz por lo que tú mismo te puedes dar. El bien estar está tan cerca como tu te atrevas.

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